Hace pocas semana que por fin ha decaído el estado de alarma, y progresivamente las medidas de seguridad se han ido relajando. Tenía muchas ganas de realizar una sesión de fotos de fitness, ambientándola en un espacio singular como puede ser un viejo taller de los años 60 reconvertido en espacio para realizar sesiones fotográficas. Hace tiempo que he descubierto que tan importante como una buena iluminación en las imágenes, es el hecho de tener una buena «ambientación». El estudio tradicional sólo te permite jugar con el color y la textura de los fondos, pero si consigues encontrar una buena localización que cuadre con la actividad que muestran las fotografías, el resultado aumenta mucho su valor. Algunas de estas imágenes las utilizaré como fotos de stock. Las fotos de stock son fotos genéricas que se utilizan para ilustrar actividades o servicios y van destinadas a clientes que no pueden o no tienen los medios para organizar una sesión fotográfica, y por un precio muy asequible, pueden acceder a fotografías de diversas temáticas para ilustrar sus páginas webs o redes sociales.
La peculiaridad de este viejo taller, es que disponía de una gran ventana que daba a un patio interior donde entraba muy poca luz. Por eso decidimos crear un sol artificial y recrear un cálido sol de mañana que entraba por la ventana. Para conseguirlo dispusimos un potente flash de 750 watios provisto con un reflector «Sunlite» de Bowens, que genera una luz dura similar a la del sol. Para calentar la luz colocamos un filtro CTO que nos generó una luz cálida, y dispusimos a las modelos haciendo diferentes tipos de ejercicios frente a la ventana. Un segundo flash dispuesto detrás de las modelos, nos daba la luz de corte, para marcar el perfil de los cuerpos y separlas del fondo. Con la misma finalidad, trabajé con un diafragma bastante abierto a F:2.5 con la intención de difuminar el fondo, y hacer que las modelos ganaran protagonismo.
Para la fotografía de la ventana, utilicé un flash de 750 wts con un reflector «sunlite» y un filtro CTO.
Una vez dispuesto el esquema de iluminación, y equilibradas las luces, se trataba de empezar a probar, a fin de encontrar la velocidad de obturación adecuada que permitiera congelar la acción, pero mantuviera un cierto efecto de movimiento en las cuerdas potenciando la sensación de dinamismo. Finalmente nos sirvió la velocidad máxima de sincronización de la cámara y la toma se realizó a 1/200, f:2.5 y 100 ISO; utilicé una óptica de 35mm y mi equipo fotográfico habitual, una Canon 5D mkIV.
El resto de tomas de la sesión las realicé siguiendo un simple esquema, con 3 flashes. Un flash frontal como luz principal, un flash lateral como luz de perfilado, y un flash para iluminar el fondo. La velocidad de sincronización del flash se mantuvo entre 1/160 y 1/200, y los diafragmas entre f:1.8 y 2.5 y 100 ISO.
Seguidamente os adjunto una pequeña galería con las mejores fotos de la sesión. Si diriges un gimnasio o centro deportivo, siempre es una buena idea organizar una sesión fotográfica en los espacios deportivos.